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PlanetadeLibros
Mario Mendoza
Bogotá, Colombia , 10 de enero de 1964
 ©Juan Catumba
©Juan Catumba

Mario Mendoza

Bogotá, Colombia , 10 de enero de 1964

Nació en Bogotá en 1964. Con el libro de cuentos La travesía del vidente, editado por Planeta, obtuvo en 1995 el Premio Nacional de Literatura del Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá. En 2002, ganó el premio Biblioteca Breve de Seix Barral con la novela Satanás. En 2004, publicó el libro de cuentos Una escalera al cielo. Ha publicado las novelas La ciudad de los umbrales (1994), Scorpio City (1998), Relato de un asesino (2001), Cobro de sangre (2004), Los hombres invisibles (2007), Buda Blues (2009), Apocalipsis (2011), Lady Masacre (2013) y La melancolía de los feos (2016); y los ensayos La locura de nuestro tiempo (2010), La importancia de morir a tiempo (2012) y Paranormal Colombia (2014).

Los vagabundos de Dios
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Los vagabundos de Dios

Mario Mendoza

El gran regreso de Mario Mendoza a la ficción después de cinco años. 

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Sinopsis de Los vagabundos de Dios

Adán Santana, un novelista con el cuerpo desbaratado y maltrecho por varios accidentes sucesivos, con un precario estado mental, que menguó sus fuerzas y su espíritu, sobrevivió como pudo al encierro de la pandemia y ahora es un náufrago inmóvil. La humanidad no cambió un ápice tras la prueba extrema que experimentó y él, en medio de ese caos, no sabe cómo retomar el rumbo, si es que aún existe alguno, después de todo lo que ha pasado.

De manera misteriosa comienzan a llegarle señales de que debe volver al corazón oscuro de la ciudad que ha alimentado sus obras. La intempestiva aparición de un viejo amigo, un bohemio músico de jazz, lo pone en marcha al recomendarlo con una joven artista que recordó en terapia, por medio de la hipnosis, su propósito al conectarse con sus vidas pasadas.

Al abismarse de nuevo, el escritor descubre que la realidad pierde su forma y que lo que cree sólido se desvanece. Sumergido en el Kairós, el tiempo sagrado, su cordura y templanza serán puestas a prueba por militares que experimentaron el horror, creyentes que esperan con fervor al nuevo Avatar, guerreros espirituales forjados tras las rejas de la cárcel, sádicos torturadores profesionales, víctimas escaldadas por un dolor que las consume y alimenta un odio atroz.

Comprenderá que “sin muerte no hay renacimiento”, que “si no hay un final no podremos tener un nuevo comienzo” y que al dejar “esa pose de escritor pulcro y cuidadoso, que calcula cada paso que da como si temiera hundirse en el abismo. Cuando quizás de lo que se trataba era, justamente, de dejarse caer en el vacío y de disfrutar el viaje por el precipicio”.

Adán Santana, un novelista con el cuerpo desbaratado y maltrecho por varios accidentes sucesivos, con un precario estado mental, que menguó sus fuerzas y su espíritu, sobrevivió como pudo al encierro de la pandemia y ahora es un náufrago inmóvil. La humanidad no cambió un ápice tras la prueba extrema que experimentó y él, en medio de ese caos, no sabe cómo retomar el rumbo, si es que aún existe alguno, después de todo lo que ha pasado.

De manera misteriosa comienzan a llegarle señales de que debe volver al corazón oscuro de la ciudad que ha alimentado sus obras. La intempestiva aparición de un viejo amigo, un bohemio músico de jazz, lo pone en marcha al recomendarlo con una joven artista que recordó en terapia, por medio de la hipnosis, su propósito al conectarse con sus vidas pasadas.

Al abismarse de nuevo, el escritor descubre que la realidad pierde su forma y que lo que cree sólido se desvanece. Sumergido en el Kairós, el tiempo sagrado, su cordura y templanza serán puestas a prueba por militares que experimentaron el horror, creyentes que esperan con fervor al nuevo Avatar, guerreros espirituales forjados tras las rejas de la cárcel, sádicos torturadores profesionales, víctimas escaldadas por un dolor que las consume y alimenta un odio atroz.

Comprenderá que “sin muerte no hay renacimiento”, que “si no hay un final no podremos tener un nuevo comienzo” y que al dejar “esa pose de escritor pulcro y cuidadoso, que calcula cada paso que da como si temiera hundirse en el abismo. Cuando quizás de lo que se trataba era, justamente, de dejarse caer en el vacío y de disfrutar el viaje por el precipicio”.

Bibliografía de Mario Mendoza

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