En pleno Camino de Santiago, en Ponferrada. Ése es el lugar en el que nació Sulaika Fernández un once de octubre de 1978. Hija única, inquieta, sedienta de conocer el mundo mucho más allá de la imponente Castilla y León. Quiso la fortuna, y también el amor, que acabara viviendo primero en Mallorca y luego en Barcelona, ciudad, esta última, que hoy considera su hogar.
Fue una buena gimnasta rítmica pero su vocación la llevó a convertirse en diseñadora de escaparates para una multinacional. Era mujer de trabajar doce horas diarias hasta que un buen día se cruzó con un grandullón tatuado, de nombre Josef Ajram. Ese personaje medio bróker de Bolsa, medio deportista de ultrafondo le hizo replantearse la vida. Hoy buscan juntos el límite. Y ella, mientras él corre, pedalea o nada, aprovecha el tiempo para impulsar su propia marca de ropa, +qpositivo, todo un canto al optimismo que define su modo de ser: ante el mal tiempo, buena cara. Y una sonrisa. Siempre.
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