El fuego también purifica. La ausencia llena de luz la oscuridad de los recuerdos. Esa flama que ilumina el insomnio cuando ardo en silencio bajo la sábana. Calienta menos el amor que el desconsuelo. La combustión de la pérdida prende tanto el deseo, como los carbones que deja el relámpago después del miedo. En mi jardín de piedras, fui necio jardinero que aprendió a nombrar la noche, palpando las espinas del tiempo. Fue el incendio de las rosas el que me hizo elegir el fuego. R. N.
Nació en Tequila, Jalisco en 1967. Ha sido becario del Fonca en la disciplina de novela. Su obra poética esta reunida en Los días inútiles (1985-1995), Lo que dejó tu adiós (1995-2005) y Elegir el fuego (2005-2015). Como novelista es autor de El orden infinito, finalista del premio Planeta Argentina 2006, considerada una de las mejores novelas del 2007 por la revista Gatopardo; Cállate niña y Un corazón para Eva. También es autor de los libros...
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